José de San Martín (1778-1850)
Nacido en Yapeyú, Corrientes, a los 5 años de edad, sus padres lo llevaron a España, donde lo inscribieron en el Seminario de Nobles de Madrid.
El 21 de julio de 1789 fue designado cadete del Regimiento de Infantería de Murcia.
Tuvo su bautismo de fuego en el Sitio de Orán (Africa) a los 15 años de edad. Luego combatió en España y Portugal contra los franceses. Se destacó principalmente en el combate de la Posta de Arjonilla, en Andújar, y en la batalla de Bailén. Por su actuación en esta última batalla, fue ascendido a teniente coronel y condecorado con la Medalla de Oro de los Héroes de Bailén.
También combatió en la batalla de Albuhera, en la que las fuerzas anglo-hispano-portuguesas, al mando del general William Carr Beresford (que 5 años antes había participado en las Invasiones Inglesas al Río de la Plata) derrotaron a los franceses.
Mientras revistaba en el Regimiento de Sagunto, San Martín, el 6 de setiembre de 1811, obtuvo la baja del ejército español y una autorización para trasladarse a Lima por razones particulares.
Sin embargo, se trasladó a Londres y de allí a Buenos Aires en la fragata «Jorge Canning».
El 16 de marzo de 1812, el Primer Triunvirato le confió la organización del escuadrón de Caballería de Granaderos a Caballo, con el que venció a los españoles en el combate de San Lorenzo (provincia de Santa Fe) en febrero de 1813.
Por breve tiempo estuvo al mando del Ejército del Norte y después de organizarlo, coordinando la defensa de Salta con Güemes, se trasladó a Córdoba y de allí a Mendoza, en donde asumió como Gobernador Intendente de Cuyo.
En Mendoza organizó el Ejército de los Andes, con el que cruzó la cordillera y venció a los españoles en Chile, en las batallas de Chacabuco (el 12 de Febrero) y Maipú (el 5 de abril de 1818).
A comienzos de 1819, las autoridades chilenas lo nombraron general en jefe del Ejército Libertador del Perú.
Después de combatir victoriosamente en Perú, entró en Lima el 10 de julio de 1821.
Tras la independencia del Perú, San Martín fue proclamado Protector (jefe de gobierno) de ese país.
En 1822, San Martín dejó el mando del gobierno peruano y se radicó en Mendoza, hasta que en 1824 se embarcó a Europa, en donde permaneció hasta su muerte, que ocurrió en Francia, en 1850.
Tomás Manuel de Anchorena (1783-1847)
Abogado nacido en Buenos Aires. Se doctoró en la Universidad de Charcas, en el Alto Perú (actual Bolivia). En la Revolución de Mayo de 1810, fue uno de los regidores (miembro) del Cabildo. Fue secretario del General Manuel Belgrano durante la segunda expedición al Alto Perú y participó en las batallas de Salta y Tucumán.
En 1816 fue electo diputado por Buenos Aires al Congreso de Tucumán, donde defendió la forma de gobierno de la federación en oposición a la monarquía moderada por la que se inclinaban la mayoría de los diputados.
Se desempeñó como representante en la legislatura de Buenos Aires en la década de 1820, y como ministro de gobierno y relaciones exteriores de la provincia de Buenos Aires durante el primer gobierno de Juan Manuel de Rosas (1831-1832). Murió en Buenos Aires en 1847.
José Artigas (1764-1850)
José Gervasio Artigas había nacido en Montevideo en 1764.
Al comenzar el año 1811, se desempeñaba en la Guardia española de Colonia de Sacramento, como capitán de Blandengues (policía de frontera).
Para entonces, el general español Francisco Javier de Elío, designado Virrey del Río de la Plata por el Consejo de Regencia de Cádiz, ya había tomado posesión del cargo con sede en Montevideo.
En tales circunstancias, Artigas abandonó Colonia y se trasladó a Buenos Aires para ofrecer sus servicios militares a la Junta Grande.
Su actitud encendió el levantamiento de los orientales (uruguayos) contra las autoridades españolas, que se materializó en el Grito de Asencio.
Artigas, cuando retornó a la Banda Oriental, fue aclamado por sus paisanos como «Primer Jefe de los Orientales», instalando su cuartel general en Mercedes.
Derrotó a los españoles en Las Piedras el 18 de mayo de 1811 e inició el sitio de Montevideo el día 21 de Mayo.
Este primer sitio de Montevideo se levantó por un armisticio que negoció el embajador británico en Brasil, Lord Strangford, con el propósito de evitar que un ejército portugués que había invadido la Banda Oriental auxiliara a los españoles.
Artigas, que se había opuesto al armisticio, intentó contener a los portugueses, que saqueaban la campaña oriental.
A fines de 1812, José Rondeau, al frente del ejército del Segundo Triunvirato (gobierno que se acababa de instalar en Buenos Aires) inició el Segundo Sitio de Montevideo, desplazando a Artigas y sus fuerzas, en el mando de las operaciones.
En el campamento de Artigas fueron electos los diputados orientales que debían concurrir a la Asamblea Nacional General Constituyente (Asamblea del Año XIII), cuyas instrucciones dictadas el 13 de abril de 1813 reclamaban básicamente lo siguiente.
- Declaración de la Independencia.
- Libertad civil y religiosa.
- Organización política federativa.
- Estados autónomos.
- que Buenos Aires no fuese la sede del gobierno central.
Los diplomas de los diputados orientales fueron rechazados, usando como argumento legal la nulidad de su elección porque se realizó en un campamento militar y además porque traían instrucciones; a pesar de que la Asamblea se había declarado soberana.
En realidad, el motivo era el contenido de las instrucciones, que afectaban al centralismo de Buenos Aires.
El 20 de enero de 1814, Artigas abandonó el sitio de Montevideo, cuyo mando, de todos modos, monopolizaba Rondeau.
Su propósito era apoyar los pronunciamientos de los paisanos de Entre Ríos y Corrientes, como así también, destruir al comandante porteño de las Misiones.
Según el historiador uruguayo Washington Reyes Abadie: «Las Misiones, era, por lo demás, la clave de bóveda del sistema federal. Por ellas se ganaba el Paraguay para la unidad del Plata, liberándolo de la absorción portuaria de Buenos Aires; y se conjugaban las rutas orientales con el Río Grande, otorgando a su economía ganadera y saladeril la salida de sus productos por los puertos platenses de Maldonado, Montevideo y Colonia, abriendo para el comercio legal, las históricas rutas de los changadores. Desde las Misiones, Corrientes y el Entre Ríos, coordinaban su destino mesopotámico con las tierras del Uruguay; y Santa Fe recobraba su función histórica de enlace con el tráfico de la yerba mate, los cueros, las maderas, el tabaco y la caña, mientras su condición de centro ineludible en la carrera del Tucumán, ofrecía a los pueblos del norte – incluido el Alto Perú – y del Cuyo, pero en particular a Córdoba, el desahogo de su artesanía, de sus productos minerales y de su agricultura frente al impacto ruinoso de la manufactura inglesa introducida desde Buenos Aires.
Este ámbito de la visión integradora de Artigas abarcaba, pues, dos regiones de rasgos propios y definidos: la mediterránea, de economía minera, agrícola y artesanal, articulada en el Paraná, por el puerto fluvial de Santa Fe; y la del litoral, agrícola – ganadera, desde los yerbatales y estancias paraguayas y misioneras hasta la mesopotamia y la campaña oriental; y un puerto transatlántico: Montevideo».
Lo cierto es que de las provincias que bajo la influencia de Artigas, que estuvieron bajo la influencia del Protectorado de los Pueblos Libres, sólo Córdoba mandó diputados al Congreso de Tucumán. Las otras cuatro (Provincia Oriental, – actual República Oriental del Uruguay – Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe), en cambio, no estuvieron representadas en el Congreso.
Para entonces, los españoles ya se habían rendido en Montevideo.
El ejercito del Directorio se retiró. Quedó la Provincia Oriental en manos de Artigas.
En agosto de 1816 un ejército portugués, invadió la Provincia Oriental en conocimiento del Congreso de Tucumán.
Finalmente, al iniciarse la década de 1820, derrotado definitivamente Artigas en Tacuarembó por los portugueses, se refugió en Entre Ríos, en donde también lo venció el caudillo federal entrerriano Francisco Ramírez.
Artigas se trasladó a Paraguay, en donde vivió el resto de vida.
Allí murió en 1850.
Manuel Belgrano (1770-1820)
Cursó sus estudios en Buenos Aires, en el Real Colegio de San Carlos (actual Colegio Nacional de Buenos Aires) y en España se recibió de abogado, especializándose en estudios económicos. En 1794 regresó al Río de la Plata para asumir como Secretario del Consulado de Buenos Aires, que debía impulsar el desarrollo económico de la región. Desde ese cargo, Belgrano propuso la creación de las Escuelas de Comercio, de Náutica y de Dibujo.
Participó en la Revolución de Mayo e integró la Primera Junta en condición de vocal.
Comandó la Campaña del Paraguay y la Segunda Expedición al Alto Perú. Allí combatió en varias batallas con suerte diversa y se destacó especialmente los triunfos de Salta y Tucumán.
Creó la bandera nacional, que fue adoptada como distintivo de las Provincias Unidas del Río de la Plata por el Congreso Nacional General Constituyente que declaró la Independencia en Tucumán.
Junto a Bernardino Rivadavia cumplió misiones diplomáticas en Europa, negociando la posibilidad de establecer una monarquía constitucional independiente en el Río de la Plata.
De regreso al país, el Congreso de Tucumán en 1816, lo invitó a una sesión secreta para que informe a los diputados sobre la forma de gobierno predominante en Europa en ese momento. Belgrano propuso una monarquía moderada en la Dinastía de los Incas. Murió de hidropesía, muy pobre, en Buenos Aires, el 20 de junio de 1820. En sus últimos momentos fue acompañado y asistido por su amigo, el comerciante José Celedonio Balbín.